November 19, 2021

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El proceso sinodal universal nos brinda un tiempo de ‘escucha mutua’

El mes pasado, las diócesis de todo el mundo iniciaron un proceso formal para escuchar la guía del Espíritu Santo mientras “caminamos juntos” como pueblo de Dios. Ese es el significado de la palabra “sínodo”: viajar juntos, estar reunidos como compañeros de viaje en una Iglesia que avanza hacia un futuro mejor, ahora y en la eternidad.

El proceso sinodal está diseñado para desarrollarse en tres etapas: La primera consiste en sesiones de escucha a nivel parroquial. En la segunda etapa se llevarán a cabo diálogos a nivel diocesano y nacional. La tercera etapa constará de diálogos internacionales y el proceso concluirá en octubre de 2023, con una asamblea general del Sínodo de los Obispos en Roma.

El Papa Francisco ha denominado este período como un tiempo de “escucha mutua que involucra a todo el Pueblo de Dios.” Pero el Santo Padre insiste en que este proceso de escucha no consiste en recabar opiniones o hacer una encuesta, sino en escuchar al Espíritu Santo. “El Espíritu Santo nos necesita,” dice el Papa Francisco. “Lo escuchamos cuando nos escuchamos unos a otros. Y cuando no dejemos a nadie atrás ni excluido.”

Cuando el Papa Francisco inauguró este proceso sinodal, dijo que “celebrar un Sínodo significa caminar por el mismo sendero, caminar juntos.” También observó que: “Los Evangelios nos muestran con frecuencia a Jesús en un camino; camina junto a la gente y escucha las preguntas y preocupaciones que agobian sus corazones. Nos muestra que Dios no se encuentra en lugares pulcros y ordenados, apartados de la realidad, sino que camina siempre a nuestro lado. Se encuentra con nosotros donde estamos, en los caminos, a menudo difíciles, de la vida.”

“¿Estamos preparados para la aventura que implica este viaje?” pregunta el Papa.  ¿Acaso tenemos miedo a lo desconocido y preferimos refugiarnos en las excusas de siempre: “eso no sirve de nada” o “siempre lo hemos hecho así”? El proceso de escucha que emprendemos como pueblo peregrino solamente será eficaz si se hace de manera piadosa, abierta y es capaz de generar acciones concretas en respuesta a las necesidades de los demás.

¿En verdad escucharemos al Espíritu Santo? ¿O estaremos demasiado preocupados por nuestra propia comodidad y preocupaciones como para estar abiertos y atentos a la voluntad de Dios o a las necesidades de nuestras hermanas y hermanos en Cristo? Estas son las preguntas que el Papa Francisco nos ha pedido que consideremos en oración a medida que emprendemos este proceso de encuentro, escucha atenta y discernimiento espiritual que continuará aquí en el centro y el sur de Indiana y en toda la Iglesia universal durante los próximos seis meses.

El Papa Francisco nos pregunta: ¿En verdad somos capaces de escuchar? ¿O nos hemos distraído tanto por el ruido que nos rodea, y por las interminables peleas y divisiones en nuestra sociedad y, sí, incluso en nuestra Iglesia, que ya no sabemos escuchar? Son preguntas difíciles, pero el Papa considera que es urgente que las abordemos, especialmente en esta época de pandemia, crisis económica mundial y declive general de los valores morales y espirituales.

¿Por qué es tan importante escuchar hoy en día? ¿Qué estamos escuchando? Según nuestro Santo Padre, debemos estar atentos a la guía del Espíritu Santo para responder a las apremiantes necesidades espirituales y temporales de las personas en todas las regiones del mundo. Por encima de todo, debemos escuchar para poder llevar a cabo nuestra misión con mayor eficacia: proclamar con alegría el Evangelio de Jesucristo a todas las personas que viven su misión de misericordia, esperanza y salvación.

Según nos enseña el Papa Francisco, esta misión no puede cumplirse a menos que primero encontremos a Cristo en su pueblo, a menos que escuchemos en oración la Palabra de Dios, y a menos que podamos discernir lo que el Espíritu Santo nos dice aquí y ahora.

En el libro que publicó recientemente y que se titula Soñemos juntos: El camino a un futuro mejor, el Papa Francisco escribe:

“Lo que el Señor nos pide hoy es una cultura del servicio, no una cultura del descarte. Pero no podemos servir a los demás si no dejamos que su realidad nos hable. Para ir allí, hay que abrir los ojos y dejar que nos toque el sufrimiento que nos rodea, para poder escuchar al Espíritu de Dios hablar desde los márgenes.

“Como discípulos de Jesucristo, no podemos servir a los demás si no abrimos los ojos a las necesidades de los otros, si no dejamos que su sufrimiento nos toque el corazón y si no escuchamos, dejando que su realidad nos hable.”
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

Local site Links: