March 31, 2023

Ministerio Hispano / Felix Navarrete

El Reavivamiento Eucarístico es una oportunidad para reavivar nuestros corazones acerca de Jesús

Sean GallagherAunque para muchos, inclusive católicos, la Eucaristía es solamente un signo, para muchos otros, es la única forma de alcanzar la gracia de sentirse unido a la Iglesia, al misterio trinitario y por supuesto al corazón mismo de Jesús.

Hoy más que nunca, el hombre anhela encontrar la verdadera felicidad de la que tanto hablan los que nos han antecedido. No es una casualidad que santos, beatos, sacerdotes, religiosos y laicos de buena reputación hayan encontrado la clave para ser felices en algo tan sencillo, pero inexplicablemente valioso, y es que, encontrar la felicidad en una relación con lo que aparentemente es un pedazo de pan, suena descabellado para los escépticos, ¿Cómo se puede amar a alguien sin conocerle?, o ¿cómo comprender que la presencia real de una persona se reduce a una simple materia?

Los seres humanos, por naturaleza usamos nuestros sentidos externos para comunicarnos, expresar y desarrollarnos a lo largo de nuestra vida, y, por ende, esperamos percibir lo mismo departe del resto de personas, es decir, comprendemos a alguien hasta conocerle, y luego de conocerle le amamos, pues no se puede amar sin conocer, en cambio, en nuestra relación con el misterio trinitario, le amamos sin conocerle, y luego comprendemos.

Esto provoca en nosotros un desorden lógico que no muchos comprenden, a esta falta de sentido en las cosas, las personas racionalistas les causa un caos de entendimiento, alcanzándoles el escepticismo y cayendo en una posición parecida a la de Santo Tomás Apóstol: “Los otros discípulos le dijeron: ‘¡Hemos visto al Señor!.’ El les respondió: ‘Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré’ ” (Jn 20:25).

Dios no se hace esperar y en nuestros momentos mas oscuros, donde no encontramos sentido a nuestra vida y tenemos un desorden mental de ideas, viene a nosotros a través de su Espíritu Santo a ordenar, a traer paz, y a avivar nuestra fe, aprovechándose de nuestra racionalidad humana nos enfrenta y nos pregunta, si es verdad que la felicidad se alcanza siguiendo un orden lógico en las cosas y en nuestros sentimientos y si en realidad tiene sentido vivir solamente percibiendo lo que está al alcance de nuestros órganos sensoriales, San Agustín de Hipona, en su libro Confesiones, experimentó esta etapa en carne propia, así lo relata: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mi y yo afuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y abraséme tu paz” (#38).

Comprender el gran misterio Eucarístico, esta guardado para quienes, sin conocerle físicamente le aman en las apariencias del pan y el vino, que luego se convierten, mediante las manos consagradas del sacerdote, en el cuerpo y la sangre de Jesús. Hemos perdido el deseo de sabernos amados por la presencia real que, en lugar de nosotros consumirlo a Él, es El quien nos consume a nosotros convirtiéndose de este modo, el acto de unión más sublime en un mecanismo donde un receptor abre sus labios para recibir un “esto” en lugar de un “quien.”

En el contexto del Reavivamiento Eucarístico, del cual somos anfitriones a nivel nacional en julio de 2024 en Indianapolis, Jesús nos esta llamando a ser testigos de su presencia como centro y único medio de salvación para nuestra iglesia y sus fieles.

El reavivamiento no es más que volver a encender nuestros corazones a través del fuego de la verdad, y ¿Quién es la verdad? “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6) son las palabras de Jesús, por lo tanto, encendernos de amor por Él, mirarlo a Él, seguirlo a Él, confiar en Él, saber que está en cada sagrario, que sigue siendo la razón por la que nuestra Iglesia existe y prevalece a través de los tiempos, y que mediante esa verdad seremos liberados del pecado y de la influencia de un mundo que no reconoce que en la verdadera humildad se encuentra el verdadero poder.
 

(Felix Navarrete es el coordinador del Ministerio Hispano en el Arquidiócesis de Indianapolis.)

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