August 11, 2023

Una familia de St. Thomas More gana el premio a la Familia Internacional del Año de los Caballeros de Colón

La familia Cabrera posa con su premio Familia Internacional del Año de Caballeros de Colón en la Convención Suprema de Caballeros en Orlando, celebrada del 1 al 3 de agosto. En la primera fila de la familia Cabrera están Gianna, a la izquierda, José y David. En la última fila de la familia están Sara sosteniendo a su hermana Fátima Lucía, Daniel, María Hernández y Daniel Cabrera. A la derecha están el Caballero Supremo Patrick Kelly y su esposa Vanessa y el Capellán Supremo de Caballeros de Colón, el Arzobispo William E. Lori de Baltimore. (Foto enviada por Paul Haring)

La familia Cabrera posa con su premio Familia Internacional del Año de Caballeros de Colón en la Convención Suprema de Caballeros en Orlando, celebrada del 1 al 3 de agosto. En la primera fila de la familia Cabrera están Gianna, a la izquierda, José y David. En la última fila de la familia están Sara sosteniendo a su hermana Fátima Lucía, Daniel, María Hernández y Daniel Cabrera. A la derecha están el Caballero Supremo Patrick Kelly y su esposa Vanessa y el Capellán Supremo de Caballeros de Colón, el Arzobispo William E. Lori de Baltimore. (Foto enviada por Paul Haring)

Por Natalie Hoefer

CAMBY—Cuando nos dicen por teléfono “¿estás sentado?” sabemos que las noticias son muy buenas o muy malas.

Para María Hernández, la noticia que le transmitió su marido Daniel Cabrera tras esas palabras el 6 de mayo fue fantástica.

“Cuando Daniel me dijo que habíamos ganado el premio a la Familia del Año de Indiana [de los Caballeros de Colón], no me lo podía creer,” recuerda. “Yo solo le decía: ‘Estás bromeando, ¿verdad? Es una broma.’ ”

Dos meses después, le tocó a Daniel mostrarse incrédulo.

“Recibí la llamada cerca de las tres de la tarde; lo sé porque estaba rezando la coronilla de la Divina Misericordia. Por lo general no contesto el teléfono en ese momento, pero cuando vi que era del Consejo Supremo [de los Caballeros de Colón] de Connecticut, pensé que era mejor contestar.

“Al principio, pensé que era una estafa. Pensé: ‘Dios mío, ¿de verdad está pasando esto?’ ”

La persona que llamó hablaba en serio: Daniel, María y sus seis hijos—todos ellos miembros de la parroquia St. Thomas More de Mooresville—habían sido elegidos Familia Internacional del Año de los Caballeros de Colón. Recibieron el premio en la Convención Suprema de la organización, celebrada del 1 al 3 de agosto en Orlando, Florida.

“Este año, hemos recibido nominaciones de todo Estados Unidos, Canadá, México, Polonia y Filipinas,” afirma Steven Curtis, vicepresidente sénior y director de marketing y comunicaciones del Consejo Supremo de los Caballeros.

“Nos sentimos como cualquier familia normal”—dice Daniel, de 44 años—. “Lo único que hacemos es decir ‘sí’ a Dios.”

Ese “sí” incluye la participación de Daniel en los Caballeros de Colón, de toda la familia en su parroquia, el amplio apoyo tanto de la pareja como de sus hijos en el ministerio provida, y el ministerio de matrimonio y vida familiar en línea de Daniel y María.

Su recorrido comenzó en 2009 con dos oraciones de rendición por separado.

“Toma el control, Dios. Estoy agotado”

Era la Nochebuena de 2009 y María se arrodilló en oración después de la comunión. A su lado estaba su hija Sara, de 3 años, la niña que decidió tener en lugar de abortar después de que su novio la abandonara durante el embarazo no planificado.

“Dios, lo único que verdaderamente quiero es una familia y un buen padre para mi hija”—imploró la madre soltera de 29 años—. “Me pongo en tus manos, Dios, porque sabes lo que hay en mi corazón, y sé que quieres lo mejor para nosotras.”

Una semana después, mientras María y Sara estaban en una reunión de Nochevieja en casa de la niñera de Sara, Daniel estaba en su casa rezando su propia oración de rendición.

“Estoy harto de que me rompan el corazón y de intentar encontrar a la persona adecuada que comparta mis valores”—admitió en oración este hombre de 31 años—. “Así que toma el control, Dios. Estoy agotado.”

Le sonó el teléfono, pero Daniel tenía migraña y prefirió no contestar.

El mensaje que escuchó a la mañana siguiente era de su primo diciendo: “Daniel, ¡tienes que venir! Hemos encontrado a la chica perfecta para ti.”

La prima de Daniel era la niñera de Sara, y “la chica perfecta” era María.

Los dos se conocieron dos días después; María dice que fue “amor a primera vista.” Ella y Daniel se comprometieron en seis semanas y se casaron ese mismo abril.

Trece años y diez hijos después—incluida Sara, a la que Daniel adoptó, y cuatro niños que perdieron—María y Daniel siguen cediendo el control de su matrimonio y su familia a Dios.

Pero esa rendición fue un proceso evolutivo.

“Todo formaba parte del plan de Dios”

Daniel fue criado como católico en El Salvador; pero cuando tenía 13 años, sus padres se hicieron cristianos pentecostales.

“Cuando conocí a María, tenía muchas preguntas sobre la fe. Tuvimos algunas conversaciones verdaderamente interesantes.”

“Eran horribles”—interviene María—. “Siempre acabábamos peleando.”

Aun así, la familia creció. En otoño de 2012 ya tenían dos hijos, Daniel y David.

La pareja había acordado antes de casarse practicar una forma de planificación familiar natural (PFN). Así que la pareja se sorprendió cuando María quedó embarazada apenas unos meses después de que naciera David. Dio a luz a Gianna en septiembre de 2013.

Al estudiar una forma diferente de PFN llamada modelo Creighton, Daniel se interesó “cada vez más por otras enseñanzas de la Iglesia católica”—explica María—.

“Y así fue como llegó a creer que la Iglesia católica tenía la verdad.”

Daniel dice que los Caballeros también desempeñaron un papel en su retorno a la fe.

“Realmente no tenía ni idea de lo que hacían los Caballeros. Cuanto más aprendía, más veía que compartían nuestros valores provida y Profamilia.” Se convirtió oficialmente en miembro del Consejo de Caballeros de Colón #7431 de St. Thomas More unos años más tarde, en 2018.

Daniel ya había recibido los sacramentos de la iniciación cuando era más joven. Para que su “re-versión” (que no conversión) fuera formal, completó un curso del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos y después se confesó por primera vez en casi 25 años.

En la época del nacimiento de Gianna y de la vuelta de Daniel a la fe, la pareja estaba aprendiendo a apoyarse más en Dios.

“Cuando nos enteramos de que María estaba embarazada con Gianna, estaba muy preocupado por las finanzas”—admite Daniel—. “Ya estábamos pagando casi $2,500 al mes tan solo en guardería.”

Así que la pareja rezó y cedió el control de la situación a Dios.

“De repente, quiero decir, de la nada, recibí un aumento del 44%. A partir de ese momento, tiré la calculadora por la ventana. Sé que cada vez que llega un bebé, es una bendición de Dios, y él proveerá.”

María pudo dejar de trabajar y centrarse en la crianza de los niños.

“Todo formaba parte del plan de Dios. Fue por aquel entonces cuando a dos de nuestros hijos les diagnosticaron distintos niveles de autismo, así que pude prestarles la atención que necesitaban para ayudarles.”

También fue por aquel entonces cuando la pareja comenzó su ministerio en línea, Daniel y María Online: Defendemos la Vida y la Familia.

“Todo lo que hacemos, lo hacemos como familia”

El ministerio comenzó de forma sencilla. María publicó artículos provida e hizo videos cortos promocionando 40 Días por la Vida.

Entonces a Daniel se le ocurrió algo.

“Le sugerí que filmara un video sobre su testimonio, sobre cómo tuvo que enfrentar la decisión de que Sara viviera o muriera, y por qué eligió la vida.

“El video se hizo viral. Y después de ese video, hicimos más y más y más. Y así fue como nuestro ministerio empezó a crecer y crecer y crecer, y llegamos a gente de todo el mundo: nos quedamos boquiabiertos.”

El sitio en línea de Daniel y María, danielymariaonline.com, ofrece ahora videos, blogs e información sobre temas provida y profamilia, incluido el modelo Creighton, la preparación para el matrimonio, la sexualidad humana, la sanación tras un aborto, e incluso sobre finanzas ya que Daniel es un máster coach financiero certificado.

La pareja ofrece charlas y retiros, dirige clases de preparación para el matrimonio e incluso ha sido entrevistada en EWTN en Español y EWTN Radio Católica Mundial.

Dejar la vida laboral también liberó a María para “cumplir su sueño de trabajar en el movimiento provida”—afirma Daniel.

Trabaja como voluntaria de forma extensiva y especialmente en español, con al menos seis organizaciones provida locales y nacionales y participa y presenta en conferencias hispanas provida dentro y fuera de Indiana. Sus esfuerzos le han valido premios de la Arquidiócesis y de la organización Right to Life Indianapolis (RTLI).

Ya sea en una vigilia de oración provida en Indianápolis o en la marcha nacional por la vida March for Life en Washington, ahí van algunos o todos los hijos de la pareja, incluidos Joseph, de 7 años, y Fátima Lucía, de 2.

“A todo lo que hacemos, tanto si viajamos por placer como si lo hacemos porque nos han invitado a un evento, llevamos a toda la familia”—comenta Daniel—. “Ese es nuestro lema: toda la familia tiene que estar junta, y toda la familia tiene que rezar junta, aunque nos demoremos una hora y media en terminar el rosario con seis niños.”

Al involucrar a los niños en su ministerio y llevar una vida católica fiel, los esfuerzos de Daniel y María se han convertido en un asunto familiar.

Sara, de 16 años, cofundó Homeschoolers for Life el año pasado. Daniel, de 12 años, y Gianna, de 9, han realizado videos para el ministerio en línea. Daniel y David, de 10 años, son monaguillos en St. Thomas More, mientras que Sara y Gianna cantan en el coro de la parroquia.

“A Gianna le fascina todo lo que tiene que ver con los santos”—dice María—. “Siempre está leyendo y hablando sobre ellos, dibujándolos.

“Y a David le encantan los sacerdotes. La gente le pregunta: ‘¿Qué quieres ser cuando seas grande?’ Y siempre responde: ‘Sacerdote.’ ”

“Lo único que hacemos es decirle ‘sí’ a Dios”

Mirar los criterios del premio a la Familia Internacional del Año de los Caballeros de Colón es como leer una descripción de la familia Cabrera.

En el formulario de candidatura se plantean varias preguntas: ¿Pasa la familia tiempo de calidad junta, asisten juntos a la misa semanal, rezan juntos fuera de misa? ¿Ha hecho la familia contribuciones significativas a su parroquia y a la comunidad eclesiástica? ¿Sirve la familia como modelo de los valores familiares católicos?

“La familia Cabrera fue seleccionada por el gran trabajo que realizan para los Caballeros de Colón, sus incansables esfuerzos como voluntarios dentro de su parroquia y comunidad, así como por su firme testimonio a favor de la vida”—afirma Curtis—. “Daniel y su esposa María, junto con sus seis hijos, son un ejemplo de lo que significa ser una familia católica ejemplar.”

María añade una dosis de realidad a los elogios.

“No somos perfectos”—apunta—. “Tenemos nuestros momentos difíciles y enfrentamos nuestras pruebas. Y a veces la misión y las tareas son arduas. Pero rezamos, y Dios siempre nos da una clara señal del próximo pequeño o gran proyecto en el que quiere que trabajemos.”

Daniel asiente con la cabeza.

“Básicamente, lo que hacemos es compartir con el mundo lo mucho que amamos a Cristo y lo mucho que amamos nuestra fe.” †

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